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En días recientes ha provocado polémica y discusión el anuncio por parte de Casa Presidencial de la conformación de dos Comisiones de Notables que se dedicarán en los próximos meses a proponer reformas al funcionamiento y organización del Estado y la Administración Pública. Como organización de la sociedad civil enfocada en temas de participación y apertura, nos unimos a algunas de estas críticas ya que consideramos que este tipo de Comisiones tienen elementos elitistas y excluyentes que reflejan una incomprensión por parte del Gobierno sobre las nuevas formas de gestión política que la ciudadanía espera. Lo que es más, estas Comisiones han mostrado ser poco efectivas ya que, por ejemplo, la gran mayoría de las propuestas de la última Comisión de Notables, convocada por la ex-presidenta Laura Chinchilla durante su administración, quedaron engavetadas; esta nueva Comisión, además, repite algunos de los mismos yerros de esa anterior experiencia en términos de representatividad (prácticamente no hay presencia de jóvenes y, si bien está vez sí se incluyeron mujeres, no hay paridad).

La creación de estas nuevas Comisiones de Notables estaba contemplada en el acuerdo firmado en campaña por el hoy presidente Carlos Alvarado y el ex-candidato presidencial del Partido Unidad Social Cristiana (y hoy ministro de la Presidencia) Rodolfo Piza, y es posible encontrar aquí una intención del señor Piza -quien fue parte de la Comisión durante la administración Chinchilla- por retomar lo hecho en aquel momento y llevarlo ahora a mejor puerto. Pero también recordamos que en el Plan de Gobierno presentado por el presidente Alvarado se incluía el compromiso de “Fortalecer acciones en materia de participación ciudadana, lucha contra la corrupción y transparencia en cumplimiento con el Convenio de Estado Abierto entre los Poderes de la República” y que con este tipo de Comisiones de Notables se está dejando de lado el principio de participación ciudadana que promueve la Alianza para un Gobierno Abierto (AGA), a la que Costa Rica está adherida.

En ACCESA consideramos que a la hora de idear los cambios importantes que necesita el país, ya sea en términos de reforma del Estado u otros, la mejor forma de alcanzar amplios consensos y de llegar a mejores soluciones es por medio de procesos que tengan una participación más activa de la ciudadanía y que aprovechen la inteligencia colectiva de todas y todos. Dos ejemplos recientes de ambiciosos procesos participativos pueden servir de inspiración y aprendizaje para proponer iniciativas similares en nuestro país:

  1. Luego de la crisis económica y el colapso bancario que afectó enormemente a Islandia en el 2008, un grupo de organizaciones de sociedad civil, think tanks y profesionales destacados se dieron a la tarea de organizar una Asamblea Nacional (foto de arriba) conformada por 1200 ciudadanos elegidos al azar y 300 representantes de instituciones u organizaciones relevantes. Estos 1500 participantes fueron divididos en grupos que, guiados por un moderador debidamente capacitado, acordaron cuáles debían ser los principales valores que debían guiar los destinos de la nación y, una vez éstos fueron definidos, se abocaron a definir una serie de propuestas para mejorar los sistemas educativos, judiciales, económicos y de salud pública que luego fueron sintetizadas en un solo documento. Un año después, el Parlamento Islandés acordó convocar una nueva Asamblea Nacional que tuvo como resultado un documento con propuestas para mejorar la Constitución que luego fue retomado como principal insumo por un Consejo Constitucional popularmente electo que se encargó de redactar la propuesta final de la nueva Constitución (este último proceso también fue transparente, transmitido por internet y abierto a sugerencias del público por medios digitales). 
  2. Más recientemente, en Brasil un grupo de organizaciones, movimientos sociales y partidos políticos articulado en torno al Frente Povo Sem Medo iniciaron un amplio proceso de consulta nacional con el fin de recolectar una amplia gama de propuestas ciudadanas encaminadas a redemocratizar las frágiles y corrompidas instituciones brasileñas. Esta iniciativa, titulada Vamos, se estructuró alrededor de 5 ejes e incluyó componentes presenciales y online. Todos los resultados de este proceso -que llegó a tener 54 debates presenciales y más de 100.000 interacciones online-  fueron debidamente documentados y sistematizados en un documento de propuestas, que ahora forma la base del plan de gobierno de la candidatura de Guilherme Boulos por la presidencia de Brasil.

Estos son solo dos ejemplos de alto alcance, pero existen incontables iniciativas que han utilizado una mezcla de participación ciudadana, aportes de expertos, involucramiento de organizaciones de sociedad civil y partidos políticos de variadas ideologías, apoyo del Estado, debates presenciales y plataformas online para llegar a acuerdos y formular propuestas sobre temas de interés local, regional y hasta nacional.

Las pasadas elecciones llevadas a cabo en nuestro país demostraron que hay un importante sector de la población que está deseoso de participar e incidir en el futuro de Costa Rica, pero que no necesariamente pertenece a partidos políticos ni se siente representado en una Comisión de Notables como la convocada por el Presidente. Si lo que se busca es alcanzar reformas que atiendan las expectativas de una nación propia del siglo XXI y pronta a cumplir su Bicentenario de vida independiente, consideramos que se deben impulsar procesos participativos que puedan aprovechar esas energías cívicas para así proponer iniciativas más imaginativas, ambiciosas, innovadoras y creativas en donde sea la ciudadanía misma la que pueda señalar el rumbo que quiere para el país.

En definitiva, en vez de una Comisión de Notables, lo que proponemos es una Comisión o Asamblea de Ciudadanos, lo más amplia, representativa e inclusiva posible, en donde lo verdaderamente notable sea la participación de grandes sectores de la población y no los nombres y pesados currículums de quienes están ahí sentados.  

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